“¿Buscas dónde quedarte? ¡Pues anda a la casa de Irma!

Esta famosa frase resonaba entre los forasteros al llegar al barrio San Lázaro, donde Doña Irma, durante más de cuarenta años, ofreció un servicio de alojamiento excepcional, recibiendo a sus huéspedes con calidez y atención, tratándolos como parte de su familia.
Hoy, el legado de Doña Irma perdura en la hospitalidad y el cariño que ofreció a lo largo de su vida, creando un ambiente acogedor y familiar que sigue siendo la esencia de nuestro hospedaje.